lunes, 13 de septiembre de 2010

Permiso (Unas palabras rápidas al público)



Noche, en la húmeda pesadumbre de tu columna, 
se desprendió mi altura. Desde abajo espero que se encienda la sonoridad


para despertar.

Noche... si espero no es porque no viva, sino porque creo que en tus dedos 
está la certeza,


la materia finita del futuro.

No es temor el que mece mis estrellas,
es la consideración de tus heridas
(hundidas en aceitosa saliba)
y todos nosotros,
sabiendo, sin saber,
que
nos
ahogaremos
inexorablemente.

1 comentario:

gustavo dijo...

Clara revelación de la finitud y la fugacidad de la vida. Lo que la hace deseable en definitiva. Creo que la eternidad concedida sería solo de hastío. La incertidumbre del futuro y la conciencia de lo provisorio son la sal de la vida. Abrazo