jueves, 11 de febrero de 2010

Los presentes

Mientras todos estaban con el rostro hacia arriba y arriba, en la tumba de los creyentes, se descontracturaban luces blancas, verdes y turquesas; y los estruendos estremecían por sorpresa a todo el barrio, que luego festejaban y reían a carcajadas…
Mientras bajaban su rostro, sorbían la bebida espumante que les hacía cosquillas en sus lenguas dormidas; y volvían a mirar hacia arriba, intentando mantener la estabilidad…
Mientras el perro corría por el parque de un lado a otro para cavar pozos y terminar de una buena vez con el tormento de los estruendos insoportables, incomprensibles y absurdos…
Mientras los grillos copulaban, luego del cotejo singular de su especie…
Mientras F. hablaba por celular con sus parientes que estaban en la otra ciudad, deseándose la mejor de las suertes y las felicidades, contando que había comido lechón y ensalada, tomado vino blanco y brindado con champagne. Mientras les contaba que S. estaba bien y que les mandaba saludos a todos, pero que no podía pasarle el teléfono porque justo tuvo que ir al baño, pero que él se iba a encargar de darles los saludos…
Mientras A., con su vestido a florcitas rojas, sentada a lo chinito en el césped, arrancaba una suerte de tréboles que no eran tales; aspiraba enérgicamente el olor a diciembre nuevo cargado de jazmín y tilo; y se asustaba a veces con los estruendos…
Mientras todos estaban allá afuera, S. sintió el sabor de sus dedos matizados con gusto a cerdo, luego sintió calor, la contracción de su esófago. Bajó la cabeza, cerró los ojos y se desmayó. Al despertar su garganta aún estaba cerrada. Vio el cerdo, el vino, la ensalada (todos los ingredientes menos la cebolla). Se secó las lágrimas y la comisura de los labios; se enjuagó  la boca, se cepilló los dientes, tiró la cadena, salió del baño, apareció en el patio con el rostro elevado hacia la tumba de los creyentes y rodeó con sus brazos a F.

1 comentario:

gustavo dijo...

Buena postal.Abrazo