lunes, 25 de enero de 2010

Las Copas



 Las copas estaban apoyadas sobre la mesa. No había que tocarlas hasta que el segundero pasara los cinco segundos. Así era la metodología tradicional caprichosamente impuesta por no se qué familiar, hace algunos años y que todos aceptaron para no generar nunca una o varias discordias.
El minutero se superpuso a la aguja horaria y el segundero avanzó arrogante por el dibujo de los segundos. Cuando pasó por el que indica el número cinco, todos tomaron sus copas colmadas de bebidas, algunas gaseosas y otras  alcohólicas.
M. miró a J.; F. se saludó con P.; K. le levantó la copa a M. y ésta hizo lo mismo chocando las copas con F. y con P.
J. esperó que M. continuara con el saludo hasta llegar a ella, tenía la copa agarrada cerca del pecho y lo seguía con la mirada. M. tomó asiento, se miró las uñas, volvió a tomar de su copa y limpió el rouge que había quedado en el borde.
J. lentamente dio la vuelta a la mesa. M. no atinó a mirarla. J., una vez junto a ella, levantó la copa, se le encendió la mirada y bajó la mano con todas sus fuerzas haciendo estallar el cristal en la cabeza de M. Las burbujas se mezclaron con la sangre.
M. no dudó y, como acto reflejo, incrustó su copa en el pómulo izquierdo de J.
¿Cuál era la sangre de cada una?, ¿cuál era la que estaba tomando gaseosa y cuál la que tomaba vino espumante?
Todos celebraron el comienzo del año olvidando lo que había pasado, cuando el segundero había pasado los cinco segundos del día 3 de Febrero. M. estaba sentada en un sillón en la penumbra, aún con su cráneo hinchado; y J., frente a los otros comensales, con la mitad de su cara morada, inflamada, deformada...


1 comentario:

gustavo dijo...

Cada uno empieza el año como y cuando quiere. M y J son sinceras. Abrazo