sábado, 7 de noviembre de 2009

Lembrança -- No recuerdo qué significa.



Una oscura nave nos arrastra hacia un trémulo recuerdo: Una vida que no se ha vivido, pero que se envuelve en hojas, en rulos, en cabellos de seres que hace tiempo dejaron de ser humanos. Algo más que un mito o que una leyenda. Algo que transgrede la superficialidad de nombres y que, extrañamente, se transforma en un homónimo.
¿Qué es? Pregunto. No hallo respuesta. No es pregunta para la sangre que corre en venas con agua seca, dura. No hay transparencia en lo abstracto ni materialidad en lo concreto. Es allí donde encuentro la coherencia de un ánfora con un estetoscopio que busca, busca, busca: El Nombre. La cosa con mayúscula con su pene dormido, a la espera de otro, erecto, para proponer el duelo a muerte.
Ayer me ha sucedido algo que trajo esto a colación. Me sucedió algo que no recuerdo. Un pensamiento ajeno que penetró en la carne, se alojó allí donde duerme la Desidia. No hubo discusión ni entrevero, solamente un acomodamiento de ideas que fueron tapadas con tierra arcillosa. Allí quedó, pero no lo recuerdo. Sé que está ahí, pero no lo encuentro.
No hay reflexión que valga. No se tiene el símil de uno mismo si no se encuentran las contraseñas de los pasadizos en los laberintos de un solo pasillo. Siento que estamos parados en la baldosa incolora e inmóvil. Desde allí, guturalmente, lloramos, con la madurez del niño que no fuimos, a la espera… siempre y simple espera… de ese algo que siempre llega, pintado de expresión aterradora o celosamente maravillosa, y que nos derriba violentamente de los pies de cemento, de nuestra cúpula soberbia, majestuosa.


He aquí un  …  , lector. No siempre lo que late vive y no siempre la coherencia promete idea… La ficción quizás sea un engaño, pero el engaño no suele ser el mejor material para escribir, que hoy, como aquí, abunda.
No soy y no fui. Estoy y estaré a disposición de aquél que quiera arrastrar mi nombre por un fango. Si pretendo… me doy cuenta que muero. Me quedo con la pregunta… con esta incoherencia...  por un rato.



 
(Esta es la prueba que demuestra la teoría de la ineficiencia de la ansiedad verborrágica, logocéntrica; de la posibilidad ilimitada, de la eterna transitoriedad de algo tan abstracto como un blog de un alguien que se quiere hacer el nadie y que finalmente, queriéndolo o no,  se materializa en su propia nebulosa de ideas y que, al final, se lee a sí mismo)


Pido diesculpas al perdón, antes de pedírselo a usted.
No quise no decir. Al contrario, pretendí resguardar a su lector y a usted.

3 comentarios:

Camilo dijo...

Hola!
Devuelvo la visita.. y por lo que veo, pasarè por aquí mas seguido.
Saludos!

H.R.Cuenya dijo...

Grande Señor. Saludos a los platenswes escritores.

gustavo dijo...

El ser, el estar, la transitoriedad, la fugacidad, todos commponentes de la vida misma. Las ideas ajenas siempre penetran en los que pretendemos escribir y muchas veces se hunden en la desidia. No se si estaré a la altura del precoz crítico H Hule pero lo intenté. Abrazo amigo te seguiré leyendo. Luego de rezar la oración de arriba.